"Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades."(Miguel de Cervantes)
Las pantallas de nuestros ordenadores, televisiones,
móviles…nos proporcionan una calidad que ya no nos es suficiente. Nos hemos
familiarizado con las imágenes que en ellas podemos ver y queremos ir más allá.
Deseamos sentir que esa proyección es próxima, nos envuelve, se cruza con
nuestra realidad, nos sorprende. Buscamos, y por el momento lo hemos
encontrado, más bien rescatado, se llama: 3D.
Llamamos 3D a la
capacidad de ver en tres dimensiones una imagen: su ancho, largo y profundidad.
La característica que nos produce esta sensación es la visión estereoscópica,
para la cuál el cerebro procesa dos imágenes 2D “capturadas” desde
puntos ligeramente diferentes. Para mostrar imágenes 3D en pantallas existen
diferentes métodos:
-El estereoscopio fue inventado en 1838 por Charles Wheatstone.
Es un aparato muy simple que permitía al usuario observar unas tarjetas
especiales, que tenían dos imágenes ligeramente desplazadas, que eran
percibidas como una sola imagen estereoscópica. El problema es que no se puede
emplear en cine.
-El uso de una técnica basada en el color, en la cuál el
espectador utiliza unas gafas especiales que cubría un ojo con un celofán
semitransparente de color rojo y el otro con uno de color azul y la película se
formaba de dos imágenes superpuestas. El resultado es que cada ojo solo ve la
imagen que le corresponde.
-En la actualidad, gracias a la microelectrónica,
se usan gafas con un filtro LCD, sincronizado al sistema de proyección. Se proyectan
dos películas a la vez y las gafas tapan un ojo u otro según corresponda.
¡Todo lo demás lo realiza el cerebro!
Esta técnica no es una novedad plena, pues ya en 1922 se
estrenó el primer largometraje en tres dimensiones en salas de Los Ángeles. Pero
en la actualidad, unas ocho décadas después, de nuevo el cine ha sido el encargado de sacar este formato del baúl de los
recuerdos. El motivo principal: el deseo de impulsar a los espectadores a acudir a las
salas de cine, en un marco social acostumbrado a las descargas en sus
ordenadores. Así se ofrece un servicio y una calidad de la imagen que (por el
momento) nos resulta más difícil tener en nuestros hogares. Avatar fue a
finales del 2009 la película que lanzó esta técnica. Un film caracterizado por
ser un espectáculo visual y que supuso un gran éxito de recaudación en
taquilla. Ver la imagen de forma tridimensional nos permite disfrutar de efectos especiales, sentirnos sorprendidos
por el realismo, valorar más las creaciones como arte…pero a su vez ha venido
acompañada de innumerables críticas. Entre los usuarios destaca el hecho de que
se tenga que pagar un suplemente por encima del precio de la entrada (que ya de
por sí es elevado), la incomodidad de las gafas que pueden producir dolores de
cabeza, la escasez de imágenes que verdaderamente impresionen, la pérdida de
otros aspectos visuales como la nitidez…Críticas a las que se unen expertos
cineastas que consideran que se trata de una moda pasajera.
Sea o no moda, si es cierto que vive un auge en nuestro
presente, hasta el punto de que hemos querido acercarlo a nuestros hogares y
han surgido así las televisiones 3D.
Su funcionamiento requería el uso de gafas, lo cuál no acababa de convencer,
pero en el mes de enero ha salido una nueva noticia: Stream TV Networks
presentó una tecnología, compuesta de aparatos y software, que convierte
cualquier imagen 2D en 3D, a la que llaman Ultra-D. Esta afirmación que de
primeras no nos acaba de sorprender, acabaría con el uso de las gafas para
disfrutar de esta técnica, cualquier imagen captada por un dispositivo como
nuestros móviles o cámaras podría ser visto con este formato, supondría un paso
similar al salto de la televisión en blanco y negro al color. Quizás antes de
lo que pensamos lo podemos comprobar nosotros mismos en las tiendas, porque el
precio de lanzamiento será muy elevado.
Frente a este continuo avance, encontramos casos tan mágicos
como el de la película “The Artist”
triunfadora de la pasada noche de los Oscar, ganadora de 5 estatuillas en las que
se incluye mejor película, actor y director. Este largometraje francés, mudo y
en blanco y negro, supone un punto de inflexión. La que parecía una idea de
locos soñadores que añoraban el pasado ha sido acogida con la alabanza de los
espectadores y expertos. Es cierto que para todo hay distintas opiniones, pero
el que después de 83 años una película muda sea glorificada nos lleva a
reflexionar.
¿Encontraremos la
satisfacción en el avance continuado hacia nuevas mejoras increíbles o por el
contrario deberíamos mirar con otros ojos aquellas invenciones maravillosas con
las que ya contamos?
Carmen Hernández Robledo
Ante todo debo decir que todavía no he visto ninguna película en 3D y esto puede influir en mi opinión. Para mi gusto, lo importante de una película es la historia en si, el guion, no los efectos especiales. Si el argumento no es bueno, el 3D no lo soluciona. Por tanto yo lo veo como un complemento,del que se puede prescindir. Pero por otra parte supongo que una película con un buen guion,reparto,etc y en 3D tiene que ser maravillosa.
ResponderEliminarHola Carmen voy a contestar a tu pregunta.
ResponderEliminarDebemos hacer las dos cosas, no podemos olvidar que los nuevos avances se dan porque ha ocurrido otros anteriormente. Ya que sin TV, pantallas, ni cine,....Podría haber 3D. Además los cambios que ha habido anteriormente, algunos de ellos son más costosos e importante que los nuevos, ya que son la base y cada vez contamos con más y mejor tecnología.
También me gustaría decir, que aunque aquí ahora es el auge del 3D yo ya he visto una película en 4D en los EEUU, con esto quiero decir que todo va a ir más allá.
A mi el 3D la verdad es que no me parece nada atractivo. En los cines es caro y siempre acabo con dolor de cabeza. Estoy con Sara en que lo importante es el argumento y no los medios.
ResponderEliminarEste tema me resulta muy interesante. Yo soy de esos que piensa que el 3D está muy sobrevalorado, debido sobre todo, a que ahora a cualquier cosa la llaman 3D.
ResponderEliminarNo recuerdo el título de la primera película que vi en tres dimensiones, recuerdo que me tuve que poner las gafas de cartón con una lente roja y otra azul y que los efectos eran no sorprendentes pero sí llamativos. Recuerdo además que era una de acción, con muchas explosiones, por lo que “un motón de cristales, hierros y demás parafernalias me cayeron encima”…
A partir de entonces, he visto más películas con dicha tecnología y no me sorprenden en absoluto. Además, parece que la moda para recaudar más en los cines es la “política del plus”, ya todo tiene plus, es decir, que si la entrada es de por sí bastante cara, si quieres ver una película en 3D, debes sumar un recargo por estar rodada así y otro por las gafas. De esta forma el cine te sale como poco a diez euros y pico, lo que me parece abusivo.
Además como bien dice Sara, hay directores que por rodar en 3D están haciendo hueco en sus estanterías para el Oscar, cuando realmente hay películas con guiones, a mi gusto, muy desechables.
En definitiva, creo que es una moda y cara, aunque de vez en cuando buenas películas y en 3D se dejan ver por las salas de cine.
Es evidente que, con el tiempo el cine ha dejado de ser para muchas personas, un lugar de ocio al que acudir a diario, cosa que antes era más común. Por ello, los cineastas han visto una verdadera posibilidad hasta hace poco (pues en la actualidad, como se ha nombrado en la entrada, hay televisiones que permiten hacerlo desde casa, pero no es un precio asequible)para innovar y así, aprovechar para que acuda una mayor cantidad de público atraído de nuevo al cine por la novedad. El caso es que los precios dejan que desear, pues si el precio de ver una película en 2D ha crecido en gran cantidad, el precio de una película en 3D, en ocasiones hacen preferir a los individuos a verlas en la versión normal.
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