Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión.

William Shakespeare

martes, 27 de marzo de 2012

¿Cómo actúa la literatura sobre el cerebro humano?

Un estudio español demuestra que existen ciertas figuras literarias, como el oxímoron, que producen en el área frontal izquierda del cerebro una actividad muy intensa. Os preguntaré qué es eso de oxímoron. Pues bien, se trata de una figura literaria, frecuentemente empleada en poesía, consistente en combinar dos palabras que posean significados opuestos o contradictorios para formar una expresión de sentido diferente. Seguramente os sonarán algunos ejemplos como: instante eterno, dulce amargura, muerto viviente...

Este concepto proviene del griego: oxymoron (oxys, agudo; moron, estúpido). 


Puesto que el significado literal de un oxímoron es absurdo, se fuerza al lector a que lo interprete metafóricamente. 

Borges definió el oxímoron de la siguiente manera en "El Zahir" ("El Aleph, 1049"); 
"En la figura que se llama oxímoron, se aplica a una palabra un epíteto que parece contradecirla; así los agnósticos hablaron de luz oscura, los alquimistas de un sol negro. Salir de mi última visita a Teodelina Villar y tomar una caña en un almacén era una  especie de oxímoron; su grosería y su facilidad me tentaron. ( La circunstancia de que se jugara a los naipes aumentaba el contraste). Pedí una caña de naranja; en el vuelo me dieron el Zahír; lo miré un instante; salí a la calle..."

A continuación os dejo un poema en los que podréis identificar algunos ejemplos de esta figura literaria:
Rimas LXXIX
Sosiega un poco, airado temeroso, 
humilde vencedor, niño gigante, 
cobarde matador, firme inconstante,
traidor leal, rendido victorioso.

Déjame en paz, pacífico furioso, 
villano hidalgo, tímido arrogante, 
cuerdo loco, filósofo ignorante, 
ciego lince, seguro cauteloso.

Ama si eres Amor, que si procuras 
descubrir, con sospechas recelos
en mi adorado sol nieblas oscuras,

en vano me lastimas con desvelos.
Trate nuestra amistad, verdades puras:
no te encubras, Amor, si quieres celos. 
      
                                   Lope de Vega

También hay estudios que corroboran que tanto los poetas como los políticos en sus discursos, han venido utilizando desde tiempos pasados, las figuras retóricas para conseguir convencer de sus ideas, valores y convicciones, debido a que así, logran atraer en mayor medida la atención de quienes los escuchan.

Nicola Molinaro es el autor principal del estudio, y afirma que "se activa la parte frontal del cerebro y se emplean más recursos de lo habitual en procesar a nivel cerebral ese tipo de expresiones".
Además, añaque que el resultado de los experimentos llevado a cabo se ve relacionado "con la actividad que requiere procesar la abstracción de figuras retóricas como el oxímoron, que tratan de comunicar cosas que no existen".

Para los experimentos, Molinaro creó listas de palabras innecesarias que añaden expresividad, y se las mostraron a individuos de entre 18 y 25 años. Por medio del electroencefalograma, se midió su actividad cerebral mientras las procesaban. 
Así pues, según los resultados del experimento, cuanto menos natural es la expresión empleada, más recursos requiere el receptor para procesarla en la parte frontal izquierda del cerebro, que es un área relacionada íntimamente con el lenguaje que los seres humanos tienen muy desarrollada si lo comparamos con otras especies. 

Molinaro ya tiene en mente el siguiente objetivo, que es estudiar las conexiones entre dos áreas del cerebro que se hallan muy implicadas en el procesamiento del significado: el hipocampo y el área frontal izquierda. 



Leticia Castaño Pérez





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