Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión.

William Shakespeare

sábado, 28 de enero de 2012

Un día existió la libertad en Internet, le dijo la abuela al nieto.


Yo pensaba que vivíamos en una democracia (esa cosa en la que se dice que hay libertad, incluida la de expresión), pero la dictadura ha comenzado. El pasado 19 de enero la FIA inhabilitó Megaupload, una web desde donde se podían descargar archivos gratuitamente y detuvo a su creador, Kim Schmitz, por presunta infracción de derechos de autor.
Derechos de autor, algo que nunca llegué a entender. Un artista cuando no es conocido lo único que le preocupa es darse a conocer, da igual la forma, lo importante es que el mundo descubra su talento. Y cuando está consolidado, ya tiene el suficiente dinero para vivir de lo que le gusta, para que quiere más...dicen por ahí que se llama egoísmo humano.

Pero sobre todo, lo que me choca de los derechos de autor, es que los escritores no los tengan. Toda la vida ha habido bibliotecas donde se puede disfrutar gratuitamente de obras, de igual valor y dedicación por parte del autor que una película o canción. Me pregunto porque los gobiernos del mundo no crean una ley para que el FBI pueda cerrar todas las bibliotecas del mundo...
Quien piense que la piratería se acabará con el cierre de Megaupload, está equivocado y los hechos lo demuestran. Tras el cierre de la página de descargas directas y video streaming, el tráfico de datos en las redes P2P (sistema que permite el intercambio directo de información entre ordenadores interconectados, utilizado en programas como Emule o Ares) aumentó considerablemente. Quizás estos programas sean el próximo objetivo del FBI....
En resumen, no me parece justo que Kim Schmitz se lucrase de la manera que lo hizo, con algo que no era suyo, pero tampoco me parece justo que yo tenga que pagar 8 euros por cada película que quiero ver. Hackers del mundo, os necesitamos... ¡¡sigamos luchando por un Internet libre!!

Sara Martíns Rodríguez